miércoles, 7 de noviembre de 2012

Sin pelotas no hay paraíso

***SNN





Qué insulto al ser más sublime de la Tierra, que hasta Dios eligió una para nacer de su vientre. Pero para esa gente, “sin pelotas, no hay paraíso”.



Por: Juan Cárdenas Espinoza
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Cualquiera sabe que las pelotas son el juguete preferido de los niños, así como conocemos el balón que se disputan los mejores jugadores en campeonatos que dejaron de ser un simple deporte para convertirse en grandes empresas de multimillonarios rendimientos económicos.



Pero para “esa gente”, las pelotas han sido el símbolo del machismo reaccionario. En cuanto a igualdad de género no ha salido de las cavernas donde se imponía el macho; aunque hay damas que golpean fuerte, pero nos aguantamos por el “qué dirán”.



Analizando la correlación de fuerzas oficiales y opositoras, al “cachorro” porteño se le ocurrió que no han podido pararle al Gobierno por falta de pelotas, esas que él sí tuvo envalentonado en cuatro tragos, para gritarle horrores a Víctor Granda, destacando el símil entre valentía y dotación testicular. Las mujeres, para él, quedaron afuera, no sirven para políticas, peor de oposición, por falta de pelotas.



Pobre Cynthia, ella tan leal, jugándose el físico por su líder, para que venga a descalificarla por el simple hecho de no haber nacido varón. Cuestión de gustos, porque a mí la susodicha me parece muy buena; pero para el Madera de Guerrero solo valen los bien dotados.



Malagradecido con una dama que se desgañita por el viejo país de la gallada y él solo fijándose en el tamaño de los tereques. La paridad de género es un principio constitucional que hasta el “cachorro” tiene la obligación de respetar.



Hay mujeres extraordinarias cuyo aporte al mejoramiento de la calidad de vida de sus compatriotas es evidente, tales como María de los Ángeles Duarte, María Fernanda Espinosa, Doris Solís. Hay de las otras también, como la Tibán o la Martha Roldós, que le dicen “no” hasta al día cuando son las seis de la mañana.



Difícil que la oligarquía machista entienda la justa reivindicación de los espacios de acción de las féminas en todos los órdenes, incluido el político. Las miran como un “objeto” para atraer la atención de la gente, sobre la base de sus encantos físicos; y que después sirvan para madres al cuidado de los hijos y para que atiendan la casa. Igual que en la Colonia.



En su ofuscación por imponer la estatua de su líder donde le da la gana, no reparó en que la mayoría de sus acompañantes era de mujeres, cuando ordenó el plantón provocador, mientras se colocaba el busto del “Che” al pie del cerro Santa Ana de Guayaquil, como justo reconocimiento a la figura emblemática del más grande revolucionario de América que vivió entre nosotros precisamente cerca donde se levanta su efigie.



Y se atreve a reclamar igual trato para su mentor, ignorando la cósmica distancia entre el reconocido ícono de la revolución y quien encarnó el más represivo gobierno de los últimos tiempos.



Las mujeres deberían poner distancias con el “cachorro”, por falta de pelotas. Qué insulto al ser más sublime de la Tierra, que hasta Dios eligió una para nacer de su vientre. Pero para esa gente, “sin pelotas, no hay paraíso”.




Fuente: EL TELÈGRAFO*


 

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