viernes, 23 de noviembre de 2012

“¿Dónde está Ana Pastor?”

***SNN
 
 
 
 

La pregunta del presidente Correa sobre Pastor tomó desprevenida a la nueva periodista que le hacía ahora el reportaje; esta esbozó una sonrisa desconcertada y atinó a decir un: “Ya no está”.
 
 
 
Por: Roberto Follari
 
El presidente Correa no se había llevado bien con ella en su entrevista a comienzos de año. Él la llamaba “Anita”, pero ella manifestó luego que no le gustaba esa expresión de confianza desde alguien a quien conocía poco.
 
 
 
La morena de bella apariencia había también desgranado los típicos lugares comunes en contra de la pretendida “falta de libertad de prensa” en el Ecuador, la cual se desmiente por sí misma por los múltiples ataques al Presidente que aparecen en la prensa cada mañana.
 
 
 
Un día del último agosto, Ana Pastor fue eyectada de la Televisión Española, la cual es estatal. El gobierno de Rajoy la cesó de su cargo. ¿Por qué? Porque en vez de las campañas unilaterales contra gobiernos populares, ella incomodaba a todos con igual tipo de preguntas.
 
 
 
Iba a fondo al inquirir a funcionarios del autodenominado Partido Popular, esa agrupación de derecha que gobierna España, donde no dejan de haber ciertos tintes neofranquistas. El partido que está hambreando hoy a los españoles, con planes de ajuste inconcebibles que dejan millones de desocupados en la calle, no tiene respeto alguno por la libertad de prensa.
 
 
 
Cuando Ana Pastor les molestó, se la quitó de la TV; según la prensa internacional, ese no es el único caso actual en los medios oficiales hispánicos.
 
 
 
Clarísimo ejemplo de ataque frontal a la libertad periodística por parte de las democracias europeas, tantas veces tomadas como pretendido paradigma de virtudes democráticas y respeto al pluralismo.
 
 
 
La pregunta del presidente Correa sobre Pastor tomó desprevenida a la nueva periodista que le hacía ahora el reportaje; esta esbozó una sonrisa desconcertada y atinó a decir un: “Ya no está”. Ana Pastor ya no está, no hay más que pueda decirse.
 
 
 
Este episodio televisivo ha dado la vuelta al mundo, y ha mostrado al Presidente ecuatoriano en su mejor faceta: la de espetar al poder mediático su rol antidemocrático y de abierta intervención política.
 
 
 
Una muestra más de aquello en que cabe insistir: a los dueños de los medios no los votó nadie, no dan cuenta a nadie, no son periódicos en el mantenimiento de sus cargos. Tienen poder, pero es un poder que nadie les confirió, que carece de cualquier representatividad que no sea la de sus propios intereses. Solo merecen respeto cuando son capaces de enfrentar a esos intereses del establishment, y rara vez se da el caso.
 
 
 
La salida de Ana Pastor lo confirma una vez más. Muchos otros episodios, como el de la conocida periodista Aristegui en México, son ejemplos elocuentes de parecida situación.
 


Fuente: EL TELÈGRAFO*

 

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