La universidad pública dio un giro. Entre críticas y elogios, la gratuidad se abrió paso en el 2008, con la Constitución de Montecristi. Su base legal está en el artículo 356, que establece que “la educación superior pública será gratuita hasta el tercer nivel”.



27 universidades públicas del país ajustaron sus presupuestos y planes para aplicarla. Pero en el camino hubo varios traspiés.



Uno de ellos, talvez el más fuerte, es el desconocimiento de los factores para mantener o no este beneficio. La Ley Orgánica de Educación Superior (LOES) define los parámetros de la gratuidad. De su artículo 80 se desprenden nueve literales relacionados con quiénes acceden a ella, cómo se la pierde y la prohibición de cobros.



El vicerrector académico de la Universidad de Guayaquil, José Apolo Pineda, explica que el primer requisito para acceder la gratuidad es que el alumno sea regular. Según el art. 5 del reglamento de la LOES, son estudiantes regulares “quienes se matriculen en al menos el 60% de las materias que permitan su malla curricular”.



“Con esa base se aplica el literal h de la LOES, que indica que si un estudiante reprueba, en términos acumulativos, el 30% de las materias que cursa, pierde la gratuidad definitivamente”, dice Apolo.



El detalle está en ese 30%, pues el porcentaje varía en cada carrera y además es acumulativo. “El estudiante puede perder un número X de asignaturas. Puede reprobar una en primer año y otras dos en segundo. Si eso equivale al 30%, pierde la gratuidad totalmente. Se van sumando las que pierde”, explica el Vicerrector.



Si reprueba en una “solamente pierde la gratuidad en esa asignatura. Como ejemplo está el caso de Jonathan M., estudiante de la carrera de Medicina en la U. de Guayaquil. El joven no aprobó Anatomía, materia básica en primer año. Para repetirla debió pagar USD 22, una sola vez.



Aunque no hay cifras generales de cuántos estudiantes han perdido parcial o totalmente la gratuidad, el decano de Medicina, Wilson Maitta, asegura que el grado de repetición es alto. “De 2 000 estudiantes que van a primer año, entre un 35 y 40% pierde una o varias materias; y por ende la gratuidad. Quienes la pierden totalmente no pagan más de 60 u 80 dólares por el año, una sola vez”.



Los cobros por la pérdida de este beneficio están fijados en una tabla de siete categorías. Los valores son acorde al colegio donde se graduó el estudiante. La más baja es la categoría 7, para alumnos graduados en planteles fiscales.



Los costos pueden ir de USD 10,50 hasta USD 31,60, si pierde una materia por primera vez. Y en caso de una segunda matrícula, los montos van desde USD 21 -para la categoría 7- hasta USD 63,20 -categoría 1-. Estos rubros fueron aprobados por el Rectorado de la universidad en abril.



La devolución, en espera

Un tema ligado a la gratuidad es el de los cobros adicionales. El literal f del art. 80 de la LOES, “prohíbe los rubros por uso de laboratorios, bibliotecas, acceso a servicios informáticos e idiomas...”.



No obstante, el cuadro de tasas y derechos de la U. de Guayaquil (2012) menciona que los costos por derechos de inscripción a cursos de idiomas o computación “los fija cada facultad”.
Según el secretario general, Fernando Fiallos, esa disposición fue eliminada por el rector Carlos Cedeño.



Su decisión se aceleró tras la indagación del Consejo de Educación Superior (CES), que sumó 301 denuncias por supuestos cobros extras en este centro por cursos, seminarios, talleres de tesis, materias extracurriculares.



Con la investigación se exigió la devolución del dinero, luego de comprobarse que se incumplió la gratuidad. No obstante, el trámite es engorroso para los estudiantes.



Miguel J., de Ciencias Administrativas, dice que no ha podido recuperar los USD 100 que canceló por un curso de inglés obligatorio. “Nos piden muchos papeles y nos hacen dar vueltas en vano”.



Su facultad -con 15 000 estudiantes y un presupuesto de USD 8 millones- es la que suma más denuncias por tutorías de tesis, cursos de idiomas, de informática… El decano Carlos San Andrés niega las irregularidades. “Talvez se cobró por algún error”, dice.



Pero Oswaldo Pacheco, vicerrector general y quien inició las denuncias, afirma que la universidad “no quiere reconocer sus faltas y se está negando a devolver la plata”. “Es sencillo. En el presupuesto hay la fuente 002, de autogestión. Ahí fueron esos valores adicionales. El sistema permite aplastar una tecla y hallar lo que se cobró a cada estudiante”, dice.



En el 2011 la universidad generó USD 11,6 millones solo por especies fiscales, matrículas, derechos y tasas. “Ahí hay cobros que son permitidos. Pero supongamos que la mitad sean indebidos; es bastante”, dice Pacheco.



El vicerrector Apolo asegura que el monto para la devolución debe salir del presupuesto de cada facultad, “aunque eso a la larga genere un déficit”.



En fase de transición
Según sus autoridades, la Universidad de Guayaquil está en un periodo de transición para aplicar en su totalidad la LOES.



Como parte de los cambios, las carreras están migrando de la modalidad anual a la semestral. Las carreras semipresenciales desaparecerán.


El Vicerrectorado General planteó al Consejo de Educación Superior (CES) la creación de un instructivo para la devolución de los supuestos cobros indebidos.


El pasado martes, la comisión de investigación del CES sesionó en la Gobernación del Guayas para recabar más detalles y denuncias sobre este caso.



Fuente: EL COMERCIO*