sábado, 2 de abril de 2011

No inutilicemos a los antimicrobianos

***SNN

El 7 de abril se celebra el Día Mundial de la Salud, fecha en la que proponen acciones a ser asumidas en el ámbito planetario. Foto: Expreso


(Diario Expreso).- En Medicina se distingue usualmente entre infecciones e infestaciones. Las primeras, aluden a los trastornos producidos por la acción de las bacterias o los virus y se reserva la segunda expresión para señalar la de los parásitos.


Cuando tenemos una infección, causada por bacterias, o una infestación por parásitos, en teoría, el médico nos receta un antimicrobiano que puede ser, según sus efectos: bactericida (elimina las bacterias) o bacteriostático (detiene su proliferación). Igual, prescribe un antiviral o un parasiticida, según sea el caso.


Lo de “en teoría” se hace constar porque bien se conoce que la venta de los antibióticos sigue siendo tan a la libre como la de una mayoría de medicamentos, requieran o no de prescripción.


Demasiados expendios no derivan de la presentación de una receta extendida por el profesional consultado. Incluso, a determinados antiinflamatorios no esteroides (Aines), siempre un riesgo al ser utilizados por cuenta propia, se los promovía en grandes anuncios en las paredes de los buses de transporte público, de modo que el usuario iba muy seguro a solicitarlos en cualquier farmacia.


Se eludía así el pago de honorarios médicos, pero se añadía otro eslabón a una peligrosa cadena que ahora empieza a oprimirnos: la resistencia de algunas bacterias y parásitos, que son agentes causantes de enfermedades, a los antimicrobianos.


Anticuerpos
¿Qué es esa resistencia?


Es el fenómeno por el cual un microorganismo deja de ser afectado por un antimicrobiano al que antes era sensible. Se vuelven ineficaces los tratamientos habituales de modo que las infecciones e infestaciones persisten y la cadena de transmisión intacta, hace posible el contagio.


La resistencia es una consecuencia del uso de los antimicrobianos y particularmente de su abuso. Surge por mutación del microorganismo o la adquisición de genes de resistencia.


¿Qué hacer?


Si no actuamos hoy, no habrá cura mañana. Ese es el lema que ha decidido adoptar la Organización Mundial de la Salud (OMS) para conmemorar su día mundial.


Cada 7 de abril que ocurre esa celebración, se elige un tema relevante vinculado al estado de la salud en el planeta. El de este año tiene que ver con la resistencia a los antimicrobianos.


En la campaña promocional se ha señalado que si bien el asunto no es nuevo, cada vez se está volviendo más peligroso y es necesario realizar acciones coordinadas y urgentes para no volver a la era preantibiótica. ¿Se figuran lo que sería no tener los recursos contemporáneos con qué enfrentar las infecciones hospitalarias o tratar a los enfermos de paludismo?


Para garantizar cura mañana, proponen acciones a ser asumidas en ámbito planetario.


Asumir el tema como un compromiso, es clave. No todos los países están aplicando medidas previamente adoptadas en una serie de conferencias regionales.


Hay que superar las debilidades o la inexistencia de los sistemas de vigilancia, que no tienen capacidad para luchar contra la mala calidad de los medicamentos o la interrupción de su suministro. Nadie insiste en el uso de las dosis recomendadas o la disposición de las sobrantes.


Se debe controlar la aplicación de los antibióticos, especialmente en la ganadería.


También las prácticas deficientes en materia de control de infecciones e infestaciones y, por supuesto, los sesgos en la investigación de nuevos productos.


Mientras tanto, cada año se producen 440.000 nuevos casos de tuberculosis multirresistentes que ocasionan, al menos, 150.000 defunciones.


Situación similar se está observando con algunas cepas de los plasmodium falciparum, que generan una de las variedades del paludismo. O con determinadas cepas de estafilococos y entero bacterias. Incluso con el virus del VIH.


Por el estilo, la situación es semejante para los agentes causales de diarreas sanguinolentas o la blenorragia.


A buena hora, trabajos en la producción de vacunas, como los llevados a cabo por el colombiano Manuel Patarroyo, abren un nuevo horizonte de tratamiento. Sin embargo, sería irresponsable seguir fomentando, sin acciones correctivas, los factores de resistencia a los antimicrobianos.

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