viernes, 15 de abril de 2011

No hay dinero para el sepelio de varias de las víctimas de Coactur

***SNN

PORTOVIEJO. Ayer se realizó el sepelio de las víctimas del accidente de los buses de Coactur. Adrián Delgado (gráfica) fue uno de los choferes. En Guayaquil los deudos pidieron ayuda económica para formolizar y sepultar a las víctimas.

Familiares de los difuntos José Walter Mero y Santa Antonia Ceballos aún no tienen en dónde enterrarlos debido a la falta de dinero.

PORTOVIEJO. Una foto de Ruddy Pin, oficial del bus 59, fue puesta sobre su féretro. Su familia lamenta su muerte.


(El Universo).- Ayer debió haber sido un día festivo para Noris Mero porque cumplió 20 años, pero la esperada celebración se transformó en dolor y pesar por la muerte de sus padres José Walter Mero Ceballos, de 53 años, y Santa Antonia Ceballos Plaza, de 45, víctimas del fatal choque entre dos buses de la cooperativa Coactur.


El accidente se registró el miércoles pasado en el kilómetro 51 de la vía Guayaquil-Portoviejo, entre los cantones Isidro Ayora y Pedro Carbo, en donde fallecieron 16 personas y se reportaron 45 heridos.


Noris había planificado junto a sus padres viajar este domingo a la playa para festejar su onomástico, pero “nunca imaginé que iba a ocurrir esta tragedia, ahora mis padres están muertos”, dijo.


En la sala de su casa ubicada en la cooperativa Horizontes del Guerrero, mz. 87, solar 42, sector de El Fortín, norte de Guayaquil, estaban los ataúdes de sus padres. Familiares y amigos se acercaron para darles el último adiós.


“Me duele en el alma, era mi hijo mayor, el que me cuidaba”, dijo Rosalía Ceballos Chávez, madre del occiso, quien contó que la pareja era oriunda de Manabí y tenía catorce años viviendo en Guayaquil.


Pero la tristeza de la familia Mero no solo se produce por el fallecimiento de los esposos, sino por el estado crítico en que se encuentra su nieta Britanny, de 2 años, quien viajaba con ellos el día de la tragedia.


La menor permanece asilada en el hospital de niños Roberto Gilbert.


“La niña está mal, tiene golpes en el rostro, en el brazo. Un bombero nos contó que mi amiga (Antonia) trató de cubrir a la bebe y vivió unos segundos más para entregarla a los que rescataron los cuerpos”, dijo Paola Suárez, amiga de la familia.


Recordó que a las 05:00 la pareja salió de su casa para dirigirse al recinto 24 de Mayo, del cantón Sucre, para cultivar maíz en un terreno que poseía por esa zona.


Vestida de negro y con un pañuelo en las manos, Rosalía llevó la prenda a su boca para evitar gritar por el deceso de su nuera e hijo, quien mantenía su hogar haciendo fletes en una motocicleta.


La pareja procreó cuatro hijos, entre ellos, un menor de 14 años, quien miraba inquieto los cuerpos de sus progenitores que, según los asistentes, se empezaban a descomponer porque no tenían formol, ya que son personas de escasos recursos e incluso no tienen dónde enterrarlos.


“Las cajas fueron donadas por el Municipio de Daule, pero nosotros no tenemos el servicio de una funeraria. Hasta hoy (ayer) nadie del SOAT o de la cooperativa se ha acercado y no sabemos qué hacer”, dijo Digna Reyes, cuñada del occiso.


Al otro extremo de la ciudad, en el bloque 6 de la coop. Unión de Bananeros, en el Guasmo sur, la familia de Christian Alcívar Sojos, de 22 años, lloraba su muerte.


Christian el día del accidente viajaba con sus primo Pedro Pizarra y dos personas más que se dirigían hacia Manabí por negocios. Las tres personas resultaron heridas y están asiladas en diferentes casas de salud de Guayaquil.


Su madre, Máryuri Rojas, no quería alejarse del cadáver de su hijo y permanecía junto a su nuera que tiene seis meses de embarazo.


Mientras que en Manta, Manabí, miembros de la familia Pinargote-Ramos al igual que sus vecinos del barrio Los Vergeles, no sabían cómo solventar los gastos de la funeraria y los nichos para los cuerpos de Héctor Hugo Pinargote Loor, de 53 años, e Isidra Jatalina Ramos Cuzme, de 48, quienes viajaban a Guayaquil por un chequeo médico de su hijo Rafael Pinargote, de 12 años, quien resultó herido y se encuentra en el hospital del niño Francisco de YIcaza Bustamante en Guayaquil.


En Portoviejo el dolor era indescifrable entre los parientes de José Luis Morrillo Cuzme, de 46 años, conductor del bus 82, entre ellos su padre, quien alegó que apenas pudo reconocer a su hijo por el bigote.


Mientras, Álex Adrián Delgado, chofer del bus 59, era velado en la funeraria Marianita, en el centro de Portoviejo, una gran foto de su rostro estaba sobre el féretro, quien tenía pensado el próximo martes viajar a los Estados Unidos con su familia.


Detalles: Heridos
Hospital Universitario
Washington Torres y Pablo Cáceres, quienes acompañaban al ahora difunto Christian Alcívar hasta Manabí, están en el Hospital Universitario. Torres permanece grave, mientras que su amigo Cáceres hoy los médicos le darían de alta.


Hospital Guayaquil
Stalyn Moreira, otro de los heridos en el accidente se recupera de las fracturas y politraumatismos que sufrió por el choque en el Hospital Guayaquil.


Textuales: Familiares
Amparo Monserrate
Hermana de José Mero
“La última vez que lo vi fue la semana pasada y ahora me vengo a enterar por la televisión que está muerto”.


Juan Carlos Pinargote
Hermano de Héctor Pinargote
“Ellos viajaron a la muerte y nadie nos ayuda, yo no sé eso de los seguros, aquí ninguna autoridad del Gobierno ha venido a darnos una mano”.


Francisco Alcívar
Padre de Christian Alcívar
“Él se quedó dormido en el bus, él todas las semanas viajaba por negocios. El día domingo se suponía que tenía que venir”.



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